Autora: María África Akele
Uno de los problemas con los que se encuentran muchas de nuestras abuelas, madres, tías y hasta algunas de nuestras hermanas es el problema de la "dominación" cuando muchas de ellas se casan, no encuentran en sus maridos o parejas lo que normalmente deberían encontrar (complemento).
Muchas de ellas encuentran en sus parejas a
unos "tiranos" con unos ideales muy claros sobre lo que para él
considera "propiedad suya" (su familia).
A este tipo de mujer carente de "vida
propia" (sin vida propia porque no
puede hacer nada sin el previo permiso de su marido) le llamo yo "mujer decorativa o mueble". Mueble porque es considerada por su esposo como un objeto
decorativo más de la casa.
Antes de avanzar con el texto quisiera subrayar o hacerle conocer una
frase o como lo dijo el autor de la misma, un consejo de vida para los hombres,
pero que también nos serviría a las chicas para estar bien con nuestros
maridos: “El presidente de un país elabora las normas para su país, y tú
hombre haces las normas de tu casa”.
Entre otras explicaciones dadas por el
mismo autor cabe resaltar que él nos hizo saber que la mujer casada ni siquiera tenía el derecho a decidir sobre su propio
cuerpo, y lo dijo en la siguiente frase: "Mi mujer no se depila del todo porque
a mí no me gusta".
Cuando una persona ni siquiera puede
decidir sobre qué hacer con su vida sabemos claramente que está pasando por dos situaciones principales: o está altamente
grave (enferma) o es una esclava. Yo no quisiera decir de ellas que
son esclavas de sus maridos, pero tampoco es que disten mucho
de las condiciones de vida de las primeras.
Entonces, me di cuenta de que el
comportamiento de sumisión de muchas de nuestras madres y abuelas, sobre todo,
se debe mucho al trabajo propio de los hombres. Del hombre que fue su padre,
hermano, tío, y demás, que les convirtieron en gente carente de ideas propias.
Mujer
mueble es el fruto de unas mentalidades. Por eso, a continuación vengo en citarte algunas de
las frases propias y situaciones de estas mujeres:
1. No me gusta salir.
Esta es una frase frecuente de muchas de
ellas fingida dolidamente. Tiene que fingir que no le gustaría salir a tomar el
sol con sus amigas y por qué no, con su familia.
En su lugar, prefiere mentir para protegerse
de una posible agresión o de las críticas que puede sufrir por parte de la
sociedad. Bueno, sí que sale pero solo para irse
a misa, a saludar a los suegros y a veces para visitar a los cuñados. El marido
se avergüenza de salir con ella pero tampoco la puede dejar ir sola porque
según su consabida teoría "la mujer no es de fiar".
2.
Creo que está en "sus trabajos".
Esta ni siquiera sabe con certeza a qué se dedica su marido exactamente,
si sabe algo solo conoce el nombre del oficio del susodicho: es ginecólogo, pero no sabe qué hace realmente. Y ya no digamos más de sus horas de trabajo… Claro, si
solo se dedica a lavar y planchar las chaquetas para que el señor salga pulcro
de la casa.
3. ¡¡¡No sé cómo he vuelto a quedarme embarazada esta vez!!!
En mi opinión diría que no solo es esta vez, es “el siempre de su vida”.
Es como muchas podremos imaginar una situación
más controlada por las mujeres, pero fíjense que la "mujer mueble"
solo sirve para satisfacer a su marido o pareja, y el acto sexual no le sirve
para lo que normalmente dicen muchos que es "hacer el amor". Como consecuencia, ella cree que el
verdadero medio que tiene la mujer para conseguir lo que sea por parte de su pareja es a través del chantaje sexual que, por cierto,
muchas veces cuando lo ponen en práctica sufren agresiones físicas (palizas) y
no pueden llevar a cabo su pequeño plan.
4.
No puedo si no se enfadará.
Ese "no", es fruto de un miedo
interior ya que no ve en su marido una persona con la que puede dialogar y
tomar decisiones en común, sino más bien un todopoderoso cuyas decisiones son dogmas para su familia.
Estas y otras realidades no destacadas en
el texto son situaciones rutinarias de muchas mujeres de nuestra sociedad. La
"mujer decorativa o mueble" es prácticamente un instrumento manejable de su marido
y actúa en base a las órdenes de éste, quien al cansarse de la misma monotonía pasa de un abandono parcial a uno total de su "mujer decorativa o mueble". El marido comienza a buscar a otra que le
haga vivir nuevas experiencias, que tenga nuevas tácticas en la cama, que le perciba distinto, que pueda salir con él.
Abandona la consecuencia de sus
normas y leyes en casa olvidándose de que hasta el presidente cuando es la máxima cabeza del ejecutivo ejerce en
coordinación con otros agentes políticos.
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