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Autor: Miguel Luba

Desde el punto de vista socioeconómico, ¿qué ha pasado históricamente a partir del siglo XX hasta la actualidad? Un rápido recorrido evolutivo nos permite dividir dicho periodo en tres grandes etapas: Antes de las guerras mundiales (1900-1913), periodo de entreguerras  (1914-1929-1945), y después de las guerras mundiales (1946- actualidad).
Esa clasificación se atiende al concepto de Coyuntura Crítica acuñado por  Acemoglu y Robinson (2012). En este sentido, se considera que las guerras mundiales junto con la gran depresión son coyunturas críticas, ya que marcaron un punto de inflexión en el orden económico, político y social del entorno mundial durante todo el siglo XX. Si bien nos centramos en el último de estos periodos por su cercanía con la actualidad, brevemente se mencionan algunas características de los demás.
a)1900-1913.- En resumen, el entorno económico de este periodo está caracterizado por un crecimiento leve a pesar de la gran transformación que experimenta el aparato productivo y su organización, todo esto impulsado por los primeros pasos firmes del que hoy es el sistema capitalista, con una recién división internacional del trabajo, una apertura exterior pero de forma bilateral y sin la salvedad, claro está, de los problemas implícitos del modelo que a pesar de ello, había ofrecido a Europa y a otras regiones cotas de bienestar hasta entonces sin precedentes.
b) 1914-1929-1945.-  Éste periodo es precisamente el punto de inflexión del siglo XX. Envuelta entre dos guerras mundiales y una gran depresión económica. Puede considerarse precisamente, uno de los ciclos de Kondratieff (los ciclos largos) más importantes en palabras de Schumpeter. Importantes destrucciones de capital físico y humano, vaivenes del sistema monetario, desconfianza entre países, renacimiento del nacionalismo, debilidad del comercio internacional y una gran inestabilidad política (Vázquez de Prada, 1999).
c) 1946- actualidad.-  Éste periodo, a nivel mundial quizás es considerado por muchos como el más próspero y pacífico de toda la historia del siglo XX y las casi dos décadas que llevamos del actual siglo XXI (obviamente, haciendo un paréntesis a los más recientes 7 años oscuros - entre el 2008 y finales del 2015).
Si bien la economía mundial crece sin precedentes, la seña de identidad de dicho periodo es la inestabilidad, sobre todo económica, ya que el surgimiento de las cuatro principales instituciones supranacionales (FMI, BM, ONU, GATT) cumplieron con su objetivo de evitar nuevos enfrentamientos mundiales a nivel político, pero han fracasado en el mismo objetivo del terreno económico (Stiglitz, 2007).
La primera fase de crecimiento abrupto de la producción mundial que se inicia aproximadamente en 1947 hasta la primera interrupción considerable de 1973, está caracterizada por unos 25 años de altas relaciones multilaterales (elevado comercio exterior), una creciente productividad y una tercerización de la actividad económica. Dicho crecimiento, impulsado por las bases de la teoría Keynesiana, propició el surgimiento de nuevos conceptos económicos de gran importancia: el estado de bienestar, la integración económica, el desarrollo económico, el proceso masivo independentista, el interés por el papel del tercer mundo en la economía mundial y con él, los temas de la pobreza y la desigualdad, las economías en transición, y más recientemente, los temas medioambientales y el gran fenómeno globalizador.
Todos esos temas de importancia altamente reconocida, propiciaron hasta 1973 la llamada edad de oro. A partir de entonces, se entra en una economía mundial donde los ciclos de duración corta se alternan periódicamente, y en la que Norteamérica tira del crecimiento mundial. Pero sólo 3 de esas fluctuaciones son de especial mención: las de 1973, 1979 y 2007.
En base a las descripciones dadas de las anteriores coyunturas críticas podemos apreciar, entre las mismas, ciertos rasgos marcadamente parecidos.
¿Alguna vez has tenido la sensación de que tras el año 2008 se están dando, a otra escala, características idénticas al primer periodo de la clasificación señalado aquí (1900-1913)? No eres el único, a mí también me llamaron la atención algunos de los aspectos subrayados más arriba.
-Una transformación sin precedentes combinado con un crecimiento leve: Como reconoce el propio Fondo Monetario Internacional (FMI) en su reciente World Economic Outlook de Octubre 2018 (International Monetary Fund, 2018),  hay que remontarse años antes de la crisis para saber por qué ocurre dicha transformación. Creo que hay que remontarse muchos años atrás, de hecho hasta la primera etapa mencionada que es cuando se creó el pequeño ‘monstruo’ y aún no le habían crecido las garras de la construcción destructiva como mecanismo de crecimiento.
-La apertura exterior: El propio FMI reconoce incluso, que se necesita con urgencia preservar el mágico multilateralismo, insignia de relaciones internacionales y de la nueva cooperación. De esa manera, reconocen indirectamente que nos estamos acercando cada vez más al bilateralismo del principio, o en mejor de los casos, a una cooperación estratégica.
-La división internacional del trabajo: Un entorno cada vez más desarrollista, representada en nuevas formas como la ‘globalización’ y los procesos de ‘integración económica’ (Stiglitz, 2002), que están echando humo (el propio modelo referente: la Unión Europea). A pesar de eso, se argumenta que los productos actualmente han perdido su ‘nacionalidad’. Sin embargo, todavía existe en el seno de la OMC (Organización Mundial del Comercio) un debate sobre el acceso de los productos primarios o manufacturados que vienen del sur, a los mercados del norte (Romero, 2018), lo que refleja que algunos productos, intermedios o de materia prima, siguen teniendo ‘nacionalidad’: el sur.
-Las cotas de bienestar sin precedentes: Si bien la humanidad goza hoy de mejores niveles de ‘bienestar’, el Informe del World Inequality Lab (2017) sostiene que aunque sea a diferentes niveles, la desigualdad ha crecido en todos los países del mundo. Y, por lo tanto, creando a partes iguales ‘bienestar’ y desigualdad (nada ajeno al primer periodo de nuestra clasificación).

Ante tal semejanza, la reflexión más inmediata es: ¿Hacia dónde vamos?, ¿estamos reiniciando el siglo XX otra vez o efectivamente vivimos en una sociedad humanamente animalizada y socioeconómicamente amnésica?

Conclusiones:

El siglo XX se inicia con una tendencia creciente de la economía mundial asentada sobre el sistema de producción capitalista. Este sistema de producción ha demostrado desde entonces sus grandezas, tales como su alta capacidad de crear riqueza, y al mismo tiempo, su gran debilidad: su incapacidad de distribuirla de forma equitativa. Esto se ha convertido en un gran monstruo con garras y dientes afilados, que se devora a sí mismo para sobrevivir, utilizando el criterio de la regla de Mateo: un grupo que acumula cantidades desorbitadas de capital, frente a otro grupo que apenas tiene lo suficiente para sobrevivir.
Estoy absolutamente convencido de que este monstruo caníbal no morirá, ya que su vida está basada en la capacidad humana de crear e innovar, algo que en principio se considera inagotable. Al mismo tiempo, estoy convencido de que el monstruo está herido de gravedad, tanto que ya está sufriendo alucinaciones graves, tales como empezar a revivir en el presente parte de su historia pasada.
La relajación de ambas convicciones sobre el monstruo, requerirá una gran implicación de sus creadores y cuidadores ‘institucionales’ con un afán serio y comprometido de querer cambiar las reglas de juego actuales. Como dijo el profesor Rafael Peralta en una conferencia de economía social: "hay que empezar a pensar en que somos humanos con recursos y no recursos humanos”.
Visto lo expuesto hasta ahora uno pensaría que estamos ante un gran problema, y no le faltaría razón. Pero, no puedo finalizar este texto sin añadir que, en el fondo “el problema no es el problema, el problema es nuestra actitud frente al problema”.

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Referencias básicas:
- Acemoglu, D. & Robinson, J. (2012): Why nations fail. The origin of power, prosperity and poverty. Grown Publisher, New york.
-Berzosa, C.  Bustelo, P. & De la Iglesia, J. (2001): Estructura Económica Mundial, Editorial Síntesis, 2ª Edición actualizada, Madrid.
-International Monetary Fund. (2018). World Economic Outlook. Challenges to steady growth. October 2018. Washignton, DC: International Monetary Fund.
-Romero, A. (2018, November 18). Eumed.net. Retrieved from Eumed.net: http://www.eumed.net/cursecon/libreria/arglobal/122.htm
-Stiglitz, J. (2002). El malestar en la globalización. Madrid: Taurus [ISBN: 84-306-0478-2].
-Vázquez de Prada, V. (1999): Historia Económica Mundial, Editorial Eunsa universidad de Navarra, Navarra.
-World Inquality Lab. (2017). Informe sobre desigualdad global. París: World Inequality Lab.
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Autor: Leo Obama
Texto publicado originalmente en Historias Cercanas.

La última vez que estuve con él fue hace quince años, no le recordaba tan viejo, tan malogrado. Quizás siempre había sido viejo, quizás yo al estar siempre junto a él nunca me di cuenta de lo mayor que era ya, pero el tiempo que he pasado lejos de él me ha hecho darme cuenta de lo mayor que está.

Había llegado dos días atrás después de estar exiliado durante 15 años, un exilio voluntario en busca de oportunidades y una vida que en aquel entonces mi entorno no podía brindarme.


Nadie quiso contarme lo que pasaba, yo le echaba de menos y quería verle.
Durante mi exilio, uno de los recuerdos que siempre me venían a la mente era de cuando tenía 8 años y me montaba en la parte trasera de su bicicleta como bulto, la llamaba Big China, no sé si era la marca o era el nombre que él la había puesto, pero fue durante toda mi infancia el único vehículo que tenía mi padre, y con la "Big China" íbamos a muchas partes, principalmente la usaba para irnos a la finca.
15 años, para algunos mucho tiempo, para otros quizás no tanto. Pero para mí fue suficiente tiempo para ver que mi padre, el que antes era mi superhéroe se había vuelto ahora en esa persona que...

Como no tenía dónde quedarme, mi hermano mayor que vino a por mí al aeropuerto me ofreció quedarme en su casa durante las dos semanas que iba a estar en Malabo. Yo acepté por cortesía, tampoco quería estorbarles. A la mañana siguiente mi madre con la mujer de mi hermano pequeño y mis hermanas prepararon un banquete de bienvenida, iba a ser una sorpresa pero la más pequeña de mis hermanas se fue de la lengua y me enteré, aunque luego fingí no saber nada. 
En el banquete estaban todos mis hermanos, mis hermanas con sus maridos y sus muchos hijos, la familia había aumentado considerablemente en 15 años.

Mi hermano y yo cogimos su viejo Renault Chamade rojo y dimos vueltas por la ciudad, enseñándome los cambios que se habían producido y jactándose de lo bien que el gobierno había hecho las cosas... 
Sobre las 14h me dijo que teníamos que ir a ver a los "viejos" como siempre les llamaba cuando le preguntaba por teléfono cómo estaban... "Los viejos están bien".
Llegamos a casa de mis padres y nadie nos abría a pesar de golpear fuerte e insistentemente, entonces mi hermano sacó la llave de emergencias que llevaba y abrió la puerta, nadie en el salón, nadie en la terraza , ¿qué había pasado? ¿Donde se han metido todos? 
Y... SORPRESAAAA!!!! Aparecieron todos de la nada, a los más pequeños ni les conocía, fui abrazándoles como pude hasta llegar a mi madre, a la que besé y abracé como si de una virgen santa se tratase.
    --¿Y papa?¿ Donde está papá?
Se hizo un silencio que me partió el alma, mi madre apenas pudo contestarme, fue mi hermano el que me contestó...
    --Vamos, ven conmigo, está acostado...
Llegamos a la habitación, y allí estaba mi padre. Nunca tan frágil  antes le había visto... Se me estremeció el alma. Aquel hombre había sido mi superhéroe y no quería borrar esa imagen de mi mente. 
Mi padre alto y fuerte que con su Big China se hacía 20 kilómetros conmigo de bulto, era ya un anciano obligado por la enfermedad... ¿Cómo es posible que le haya pasado esto a mi padre, a ese hombre fuerte que no le tenía miedo a nada?

Mi hermano que siempre había sabido escoger los momentos salió de la habitación dejándome a solas con nuestro padre. Yo seguía mirándolo cuando se movió lentamente y abrió los ojos. Su mirada perdida me penetró hasta el alma y pude ver el miedo en su cara, un miedo de aquel que no reconoce a quien tiene al lado, se puso nervioso, intentó incorporarse, pero el cuerpo no respondió a lo que el cerebro mandaba. Yo intentaba que se calmara... 
   --Papá soy yo Nguema --mientras le acariciaba la cabeza y pretendía que se tranquilizara. Finalmente rendido se quedó quieto con la mirada en algún lugar... Repitió mi nombre "Nguema" y se durmió otra vez. 
Salí de la habitación con sentimientos confusos, no sabía si me había reconocido o no. Me fui directo a mi madre y la abracé de nuevo.
  --¿Cuánto hace que papá está así? 
A mi madre se le escapó una lágrima, intentó atraparla parpadeando pero esa bajó con más ahínco en su mejía. 
  -- Desde el año pasado. Después de esas palabras mi madre no pudo contenerse y un caudal de lágrimas inundó sus ojos tristes como nunca antes había visto. La abracé de nuevo. 

  --Ya estoy aquí mamá, ya estoy aquí, todo va a estar bien, papá se pondrá mejor. 
No sé porqué dije aquellas palabras, quizás por el instinto de aquel que quiere calmar la situación o porque creía que con mi sola presencia mi padre se recuperaría, o porque me sentía culpable de haber estado fuera del país y fuera de casa 15 largos años. 
El resto del día transcurrió con normalidad, mis hermanos lo llevaban mejor que yo, quizás porque ellos llevaban más tiempo conviviendo con mi padre en esas condiciones o porque yo hasta entonces no sabía cómo afectaba el Alzheimer  y no había vivido sus efectos de cerca.

Mi padre se despertó dos horas más tarde, sobre las 17h mis hermanas le pusieron en la silla de ruedas y le acercaron al salón, mis sobrinos salieron corriendo hacia él...
--Abuelo, abuelo... Vi una enorme sonrisa en su cara, le hacía feliz ver a tanta gente en casa, le gusta estar rodeado de sus nietos. 
Yo no quise acercarme por la experiencia que había tenido en la habitación con él. Los niños se quedaron con él en la terraza mientras nosotros terminábamos de recoger la mesa.
Minutos después vino mi sobrina Nerea que tendría unos 4 años. Vino a la cocina con cara de circunstancias... 
  -- Mamá que el abuelo me ha vuelto a preguntar quién soy... Y le he tenido que explicar que soy su nieta...
  --Bien hecho Nerea, cuando le pase eso al abuelo hay que explicarle todo, ¿vale? 
  --Mmm, vale mamá.

Por la noche me acerqué a hablar con mi padre, al final decidí quedarme en casa de mis padres así podía estar con ellos más tiempo y recuperar aunque no fuera lo mismo, el tiempo perdido.
Mi madre le había preparado puré y cuando iba a dárselo le pedí que me dejara hacerlo, a mi padre se le había olvidado cómo se utilizaban los cubiertos.
Cuando me vio aparecer con el plato de puré se puso contento, se lo di con todo el amor y toda la paciencia del mundo. Me levante para llevar los platos a la cocina y entonces le oí decir: 
-- Eres mi hijo, mi hijo Nguema.
-- Sí papá soy yo, soy Nguema he vuelto... Le di el abrazo más grande del que había dado en mi vida y él, a su manera correspondió al abrazo. Mi madre que estaba sentada al otro lado viendo la escena se echó a llorar, bien por la alegría o por el dolor... Fue un instante, un instante que me sirvió a mí para volver a sentir a mi padre como aquel hombre que fue.
Pusimos su programa favorito en la tele, se reía por lo que veía. 
Mi madre me explicó que él veía ese programa todas las noches antes de dormir.

Cuando le llevé a la cama visiblemente cansado, me miró y pude ver la alegría en sus ojos. 
Tuve toda la noche para hablar con mi madre, me contó el deterioro que había sufrido mi padre en apenas un año de enfermedad y la dificultad que tenían para acceder a la medicación. 

A la mañana siguiente en el desayuno, mi padre me miró a los ojos y me preguntó: ¿Y TÚ QUIÉN ERES?
--Es tu hijo, Nguema.
--¿Mi Hijo? Me miró a la cara y pareció no reconocerme.

Mi padre fue perdiendo la memoria poco a poco y perdió casi todos sus recuerdos, pero nunca se olvidó de mi madre a la que llamaba cariñosamente "Tata". 

En memoria de todas esas personas que sufren Alzheimer y de sus familiares, mucha fuerza y ánimos. No dejéis de darles cariño a vuestros enfermos.


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Autor: Gerardo Ondo
Texto publicado originalmente en Ondo Micha Reflexiones.

En un mundo globalizado como el que nos ha tocado vivir no se puede negar la interdependencia de las naciones, como no puede ser de otra manera, África también está y debe formar parte de dicho círculo. Para desgracia de algunos países, en las relaciones entre países siempre sale beneficiado el más potente. Resulta ingenuo y ciertamente peligroso, diría yo, creer que a estas alturas del siglo XXI exista ayuda desinteresada de un país a otro; puede admitirse que un país busque sus intereses a cambio de la ayuda que ofrece al otro, que los países se mueven por intereses es un secreto a voces, pero la responsabilidad de velar por las condiciones y el precio de la ayuda que recibe recae completamente en el estado endeudado.


Existe un debate en curso sobre la eficacia de la ayuda externa para el desarrollo económico de África. Una cosa es obvia: los resultados no son exactamente los que África ha esperado, y las razones no son exageradas. Dambisa Moyo afirma en su libro Dead Aid que si bien la ayuda extranjera que se ocupa de las necesidades humanitarias causadas por la sequía y el conflicto es útil, la mayor parte de la ayuda brindada a los países africanos es bastante dañina. Esto nos conduce a una cuestión que es inevitable, la cuestión de identidad.
El ex primer ministro británico Lord Palmerston dijo: ”No existen países amigos…. sino interés”. África ya debería tener la madurez suficiente para decir ”NO” a ciertas ayudas cuando entiende que el precio a pagar sería desproporcionado o excesivo. Ningún país ofrece ayuda gratuita, es un juego de intereses. En el año 2013, comenzó un nuevo conflicto en la República Centroafricana cuando una coalición de rebeldes predominantemente musulmanes llamada Seleka derrocó al gobierno y las milicias mayoritariamente cristianas conocidas como los antibalaka se levantaron para combatir. Francia mandó un contingente militar con el pretexto de ayudar a mantener el orden en el país africano pero luego entregó el mando de las operaciones a las Naciones Unidas; meses más tarde se une Rusia después de firmar acuerdos de ayuda y cooperación con el gobierno centroafricano. En cuestión de meses Rusia firmó acuerdos de venta de armamento y explotación de yacimientos mineros con Centroáfrica con unos beneficios exorbitantes; mientras que la presencia de Francia se justifica por la necesidad de su grupo de energía nuclear Areva de explotar el yacimiento de uranio Bakouma en el sur de la República Centroafricana.
En Zambia las empresas anglo-americanas se han adueñado de gran parte de los yacimientos mineros tras haber firmado contratos de ayuda al país africano. Por su parte, China lleva años explotando a su manera y desmesuradamente a los países africanos con el pretexto de ofrecer ”ayuda” o préstamos donde un 90% de esos préstamos regresa al país de origen, China. Los contratos se dan mayoritariamente a empresas chinas, y estas deben traer un número considerado de empleados, que, en muchas ocasiones proceden de zonas rurales de China y tienen pocas posibilidades de trabajar en China. En casi todos esos contratos, China se reserva el derecho a apropiarse de fuentes de ingresos estratégicos del país endeudado, tales como: puertos, aeropuertos, yacimientos mineros, de petróleo y gas. En líneas generales, es una trampa mortal si se tiene en cuenta que muchos países africanos no están ni estarán en condiciones de devolver esa deuda. Y uno se pregunta, entonces, ¿qué? , sencillo, pasa lo que tiene que pasar, embargo de principales fuentes de ingreso que tiene el país como es el caso de Sri Lanka, cuyo puerto principal ya ha sido embargado por China para los próximos 90 años ante la imposibilidad de devolver la deuda.

Yo siempre he pensado que el mayor desafío que tiene África ahora es tratar de encontrar su posición en el escenario socio-económico internacional, sin descartar el ámbito político. África es un campo de juego donde el mundo compite y un lugar que con demasiada frecuencia no cumple con las expectativas. Saber lo que somos, lo que queremos, y hacia dónde nos queremos dirigir es el desafío que África debe hacer frente. África no puede seguir siendo el cebo que utilizan occidente y oriente para influenciar y dominar el mundo, moverse por que ahora la ayuda viene de Estados Unidos, UE, Rusia o China.
Urge la necesidad de crear una identidad propia, tener algo que ofrecer te hace fuerte, te hace proponer y que tu opinión sea importante. Si el continente africano no encuentra ese punto de equilibrio, de pararse, moverse por sí mismo, decidir con quién firmar acuerdos y qué tipo acuerdos firmar en función de lo que nos beneficia o no, será imposible crear ese espacio que nos defina en medio de la comunidad internacional. Estar entre los intereses de Occidente, China y Rusia te somete constantemente al amo de turno, quien ”ofrece” tiene poder sobre ti, y en parte tu identidad es moldeada y condicionada por lo que quiere el amo. Es inaceptable que África viva en una constante montaña rusa en su política económica.
Los países africanos deben hacer de la tecnología y la innovación una prioridad estratégica desde el punto de vista de una visión del mundo que África puede inventar e innovar, y deben hacerlo para liberarse del dominio opresivo de la globalización. 
¿Por qué no fabricar sus propios teléfonos móviles o innovar basándose en el teléfono celular original? Al hacerlo, los países africanos deben entender que realmente no existe la “transferencia de tecnología”. Ninguna nación transferirá voluntariamente sus conocimientos tecnológicos a otros porque ese conocimiento es la base de la ventaja competitiva. Las naciones industrializadas pueden, en el mejor de los casos, dar a los países en vía de desarrollo una visión poco profunda de sus conocimientos técnicos, e incluso en el contexto de acuerdos de inversión extranjera en los que los países desarrollados que albergan flujos de inversión extranjera directa negocian hábilmente y aseguran dichos acuerdos, y cuentan con expertos, fuerzas de trabajo para absorber y expandir dicha destreza.
La identidad propia nos daría esa capacidad de crear, innovar, de decidir lo que queremos a partir de nuestros propios recursos, esto, muy al pesar de Occidente y Oriente daría a África el poder de decir su destino y su estilo de vida, libre de la coacción que impone el que trae la "ayuda". Es el horizonte al que hay que mirar, lejos de ayudas y préstamos, independientes y libres de coacciones; esa independencia es un arma poderosa, este es el continente que quieren ver los africanos.
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https://www.livaglaya.com/2018/08/mujer-mueble.html


Autora: María África Akele

Uno de los problemas con los que se encuentran muchas de nuestras abuelas, madres, tías y hasta algunas de nuestras hermanas es el problema de la "dominación" cuando muchas de ellas se casan, no encuentran en sus maridos o parejas lo que normalmente deberían encontrar (complemento).

Muchas de ellas encuentran en sus parejas a unos "tiranos" con unos ideales muy claros sobre lo que para él considera "propiedad suya" (su familia). 
A este tipo de mujer carente de "vida propia" (sin vida propia porque  no puede hacer nada sin el previo permiso de su marido) le llamo yo "mujer decorativa o mueble". Mueble porque es considerada por su esposo como un objeto decorativo más de la casa.

Antes de avanzar con el texto quisiera subrayar o hacerle conocer una frase o como lo dijo el autor de la misma, un consejo de vida para los hombres, pero que también nos serviría a las chicas para estar bien con nuestros maridos: “El presidente de un  país elabora las normas para su país, y tú hombre haces las normas de tu casa”.

Entre otras explicaciones dadas por el mismo autor cabe resaltar que él nos hizo saber que la mujer casada ni siquiera tenía el derecho a decidir sobre su propio cuerpo, y lo dijo en la siguiente frase: "Mi mujer no se depila del todo porque a mí no me gusta".
Cuando una persona ni siquiera puede decidir sobre qué hacer con su vida sabemos claramente que está pasando por dos situaciones principales: o está altamente grave (enferma) o es  una  esclava. Yo no quisiera decir de ellas que son esclavas de sus maridos, pero tampoco es que disten mucho de las condiciones de vida de las primeras. 

Entonces, me di cuenta de que el comportamiento de sumisión de muchas de nuestras madres y abuelas, sobre todo, se debe mucho al trabajo propio de los hombres. Del hombre que fue su padre, hermano, tío, y demás, que les convirtieron en gente carente de  ideas propias.
Mujer mueble es el fruto de unas mentalidades. Por eso, a continuación vengo en citarte algunas de las frases propias y situaciones de estas mujeres:

 1. No me gusta salir.

Esta es una frase frecuente de muchas de ellas fingida dolidamente. Tiene que fingir que no le gustaría salir a tomar el sol con sus amigas y por qué no, con su familia.

En su lugar,  prefiere mentir para protegerse de una posible agresión o de las críticas que puede sufrir por parte de la sociedad. Bueno, sí que sale pero solo para irse a misa, a saludar a los suegros y a veces para visitar a los cuñados. El marido se avergüenza de salir con ella pero tampoco la puede dejar ir sola porque según su consabida teoría "la mujer no es de fiar".

2. Creo que está en "sus trabajos".

Esta ni siquiera sabe con certeza a qué se dedica su marido exactamente, si sabe algo solo conoce el nombre del oficio del susodicho: es ginecólogo, pero no sabe qué hace realmente. Y ya no digamos más de sus horas de trabajo… Claro, si solo se dedica a lavar y planchar las chaquetas para que el señor salga pulcro de la casa.

3.  ¡¡¡No sé cómo he vuelto a quedarme embarazada esta vez!!!

En mi opinión diría que no solo es esta vez, es “el siempre de su vida”. Es como muchas podremos imaginar una situación más controlada por las mujeres, pero fíjense que la "mujer mueble" solo sirve para satisfacer a su marido o pareja, y el acto sexual no le sirve para lo que normalmente dicen muchos que es "hacer el amor". Como consecuencia, ella cree que el verdadero medio que tiene la mujer para conseguir lo que sea por parte de su pareja es a través del chantaje sexual que, por cierto, muchas veces cuando lo ponen en práctica sufren agresiones físicas (palizas) y no pueden llevar a cabo su pequeño plan.

4. No puedo si no se enfadará.

Ese "no", es fruto de un miedo interior ya que no ve en su marido una persona con la que puede dialogar y tomar decisiones en común, sino más bien un todopoderoso cuyas decisiones son dogmas para su familia. 

Estas y otras realidades no destacadas en el texto son situaciones rutinarias de muchas mujeres de nuestra sociedad. La "mujer  decorativa o mueble" es prácticamente un instrumento manejable de su marido y actúa en base a las órdenes de éste, quien al cansarse de la misma monotonía pasa de un abandono parcial a uno total de su "mujer decorativa o mueble". El marido comienza a buscar a otra que le haga vivir nuevas experiencias, que tenga nuevas tácticas en la cama, que le perciba distinto, que pueda salir con él. 
Abandona la consecuencia de sus normas y leyes en casa olvidándose de que hasta el presidente cuando es la máxima cabeza del ejecutivo ejerce en coordinación con otros agentes políticos.  


  

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Autora: Estefanía Mbá 

Toca reflexionar sobre la muerte, sobre la muerte como igualadora, sobre el tópico “​omnia mors aequat”.
Sé que no es un tema que a todos nos agrade o atraiga, pero bueno, me gusta pensar también en estas cosas. Por eso, antes de que sigas leyendo este fragmento quiero hacerte una pregunta: ¿Tú crees que la muerte nos iguala? ​Respóndete primero, explícate las razones de tu respuesta y después continúa.

No sé si será tu caso, pero mucha gente cree firmemente que la muerte tiene un poder igualador. Algunos encuentran consuelo, sosiego y cierto alivio en esta frase. Parece ser que hay un hecho generalmente aceptado, y es la creencia de que el final es para todos igual, si la muerte es el final.

Hace tiempo que vengo pensando en el grado de veracidad de tal frase, esa frase tan ampliamente utilizada y popularmente asumida como certera, y a raíz de mis reflexiones, he llegado a una conclusión respecto a este tema. La comparto con antelación: “La muerte solo nos iguala en el hecho de que dejamos de respirar, en el hecho de que nos volvemos inertes, en entes sin vida. En otros aspectos, la muerte solo evidencia aún más nuestras diferencias, mostrando que prevalecen esas distinciones que muchos tanto aborrecen”. 
Me tomé la libertad de observar diferentes cementerios de diferentes localidades.
Curiosamente, también quise observar los ataúdes durante los entierros, las urnas y otros detalles más. Todo lo que vi me hizo concluir lo que antes he afirmado y compartido contigo.

En cuanto a los ataúdes, podía encontrarlos de diferentes formas y tamaños. Algunos de ellos estaban más trabajados y relucientes, en los otros quedaba clara la ausencia de celo y cuidado. 
También observé las tumbas. Algunas eran más grandes y las otras más pequeñas. Algunas eran bastante uniformes entre sí y otras de notable extravagancia. Unas estaban más cuidadas y las otras muy abandonadas. “¡Qué curioso!” Pensé. En el cementerio, podía seguir distinguiendo quiénes fueron ricos y quiénes no, pues hay tumbas que parecen mansiones, mientras que otras ni un ladrillo tienen. Podía saber quiénes son los queridos o lo fueron, y quienes han quedado en el olvido, porque en unas encontraba flores frescas y en otras hojas secas. 
Las tumbas me llevaron a pensar en la incineración, pensé en aquellas personas de cuyos cuerpos nos despedimos quemándolos. Sin embargo, la dinámica no cambió mucho. Podía seguir encontrando diferencias entre las urnas en las que las personas depositaban las cenizas de sus seres partidos. Las podía encontrar de diferentes formas y colores, calidad y material. Muy parecido a lo que pasaba en los cementerios. Algunos esparcen las cenizas en algún lugar, otros las entierran.

“¿Y qué pasa con los que no entran en las categorías anteriores?” Me pregunté.
Hay personas cuyos cuerpos no pueden ser encontrados tras su muerte, que no pueden ser enterradas o incineradas por elección propia o de su familia, ¿qué es de aquellos cuyos restos sólo descansan en nuestros recuerdos? 


Pensé, he pensado en las formas de morir. Todos dejan de respirar, pero no todos lo hacen de la misma manera tras años de intensas guerras o huyendo de ellas, tras largas o repentinas enfermedades, en accidentes, asesinados o tumbados en sus camas.  
Pensé, he pensado en los momentos de la muerte, he pensado en lo que dejan los que parten. No todos mueren a la misma edad, algunos ni llegan a nacer. Unos parten en la infancia, otros en la adolescencia, algunos cuando son adultos, los demás de viejos. Unos dejan problemas y dolor, otros legados de valor. Algunos dejan paz y armonía, esperanza, alegría. Aquí, la muerte sigue afectando de forma diferente a cada mortal, y aunque cada uno deja algo, la muerte es justa con unos, y tan injusta con otros...

La muerte nos iguala, eso dicen. Quizás sea cierto, quizás no lo sea del todo. 


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Autora: Estefanía Mbá





Sé que no es tu mejor momento, por eso quiero dedicarte este escrito.
Solo sabe lo que te quiero el universo.
Lo que daría por ver ahora tu rostro, regalarte uno, dos, tres abrazos, todos los que tengo.



Sé que no te sientes tan fuerte, no siempre puedes serlo, no siempre tienes que serlo. 

Te dejo mi hombro por si quieres llorar, mis manos para que no te falten abrazos, mis oídos cuando quieras hablar, y mis ojos para leerte.
Te dejo un espacio en mi corazón, porque aunque no pueda hacerte invencible, te dejaré lo que haga falta para aliviarte y reconfortarte. 

Podrás pensar que no tomaste la mejor decisión, pero elegiste tener un noble sentimiento. No fue un error, no siempre dar lo mejor de nosotros hace a los otros felices.

Sé que no te sientes tan bien ahora, y en esto te acompaño también. Te acompaño porque como bien dijo alguien, la alegría que se comparte se multiplica por dos y el sufrimiento que se comparte se reduce a la mitad.
Te acompaño a pesar de las millas, desde el corazón, desde estas letras. Te acompaño desde cualquier punto que el tiempo y el espacio nos permitan.

En este momento, ahora, esto parece más fuerte, parece superarte, parece más grande. Es normal, hay cosas que aunque deseemos tener y tengamos esa fortaleza, esa grandeza y la suficiente perseverancia, seguimos sin saber manejar. Bueno, tendremos que aprender y darnos tiempo.

¡Qué sabré yo! Quizás no tantas cosas. Pero sí, que bajo ese corazón sensible se oculta una superheroína. Que te mereces lo mejor, que aunque esto parezca superior, tú saldrás adelante porque no estás sola.

Hoy te escribo a ti, mujer.
A ti por ser mi personita especial.
A ti porque a mí me importas.
A ti porque te quiero.

Autora: Estefanía Mbá

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Autora: Cheswa Alogo

Antes de proceder al tema principal de este texto, veo necesario aclarar a mis queridos LivAglayers y queridos lectores que no se limita exclusivamente a los que estén legítimamente casados sino que se hace una extensión incluyendo también a las parejas de hecho y relaciones afectivas análogas que se dan entre hombres y mujeres. Cuando hable de matrimonio, pueden asimilarlo a este tipo de relaciones matizadas también. Informarles además que este texto tiene como mayor objetivo brindar una visión y reflexión general de lo que concierne a este tema en el continente africano.
Segurísima estoy de que muchos africanos al leer el título de este texto se preguntarán: “¿Y por qué este tema? Si encontraste la tradición y tus progenitores (padres, madres) no se quejaron de ella…” Pero bueno, solo puedo decirles que esta reflexión la escribo sintiendo, con pasión y, como dice nuestro eslogan de LivAglaya espero que me leas con mucha ilusión.

El matrimonio africano, ¿es una situación de opresión sobre la mujer africana? Primeramente, comenzaré haciendo una referencia a la cita del autor escocés Dave Willis, sacada de su libro “Las Siete Reglas del Amor”. Según el autor, “el matrimonio no es 50-50; en cambio el divorcio sí. El matrimonio es 100%. Es decir, repartir todo a medias pero dando todo lo que tiene uno”.
Desde hace tiempo, la mujer ha sido consignada como ama de casa, sumisa y fiel. Aunque este planteamiento ya no sea tan cierto en el denominado primer mundo, no deja de tener parte de razón en el continente africano. Es de anotar igualmente, que el ‘status quo’ de la mujer en los llamados países del primer mundo ha cambiado tras siglos de lucha, ahora la mujer es en gran medida considerada como alguien igual en derechos y capacidades. Sin embargo, el estado de la mujer sigue en proceso de cambio en el continente africano, hay avances admirables también. Por lo tanto, he de señalar que algunos países africanos han dado pasos muy importantes teniendo o habiendo tenido como jefa de estado a una mujer. Entre ellos están Liberia, Sudáfrica, Gabón, Malawi, República Centroáfricana, Burundi, etc.

Me veo en la obligación de señalar previamente, por lo anterior y entre otras cosas, la gran diversidad a nivel cultural y demás aspectos de los países que conforman el continente africano, así como la singularidad de cada una de las familias que forman esos países. Sin embargo, diré que en términos de lo más sobresaliente y generalizado, en el continente africano la mujer normalmente es educada para percibir lo que quiere o espera de ella su supuesto futuro esposo, muy poca atención se ha prestado a sus valores personales.
Desde la infancia, y desde que se adquiere la condición de “mujer” (que suele ser a partir de la llegada o bienvenida de la primera regla) comienza el adoctrinamiento para que aprenda a limpiar, cocinar, cuidar del hogar, obedecer, tener la comida puntual en la mesa y en peores casos es denegada el derecho a la educación (que para eso ya estará el marido).

Muy antes de la inserción a la educación formal y superior, y el reconocimiento de las agitaciones del feminismo, gran parte de los valores de la mujer al crecer se enfocan más en lo que es la preparación de las jóvenes adolescentes con el propósito de encajar y a fin de ser mejores compañeras para sus futuros maridos/esposos. Y yo me pregunto y me sigo preguntando, ¿a qué proceso doméstico se les somete a ellos a fin de ser o llegar a ser los mejores maridos para sus futuras esposas? Está más que claro que a ninguno, salvo ese de ser el proveedor y cabecilla del hogar. Saber limpiar o cocinar en sí no es malo para una persona, pero orientar la educación de los hijos en base a su condición de hombre o mujer y respecto a los procesos domésticos, da mucho que pensar. Personalmente, me llevó un buen tiempo el poder “entender” e “interiorizar” dicha "tradición", pero me da que aunque me presten todo el tiempo universal no terminaré de asociarme del todo con ella, por el poco aprecio que le brinda la parte masculina de la sociedad, es decir, la mala interpretación que hacen de la misma en muchos casos. Pero bueno, sigo con lo que nos atañe...
Tan pronto se casa la mujer o se compromete, se le deniegan ciertos derechos. Aciertan las encuestas cuando muestran que el mayor porcentaje de dichas mujeres lo ocupan las analfabetas, que en poco porcentaje están las más cultivadas y por otro lado, las de la educación media.

Algunos hombres africanos al casarse se vuelven  mini dioses para sus esposas esclavizándolas física y psicológicamente y expropiándolas de lo que son algunos de sus derechos fundamentales. El rol de la religión también suele ser clave. Muchos de ellos atribuyen dicha actitud a las santas escrituras de la Biblia (por poner a los que son cristianos como ejemplo). Cito desde el respeto algunos argumentos bíblicos que utilizan: el capítulo de Efesios 5:21 que declara que la mujer le debe a su esposo la obligación de someterse a él designándole también como cabeza sobre ella. Dicho esto, la esposa africana está obligada a recibir y tragarse comentarios, tratos degradantes y en peores ocasiones es hasta golpeada por su esposo. Entre estos comentarios están por ejemplo “la mujer no debe tener amigos, salir tarde, recibir llamadas en horas tardes o descuidar el hogar”, la mujer no puede hacer esto o lo otro... Sin embargo, el hombre sí que puede porque es ‘hombre’. Y aquí el más vejatorio de todos: “la mujer no puede tener relaciones extra-maritales, pero el hombre sí, porque es hombre y africano".

Miren, es más que evidente que muchas de las parejas africanas están compuestas de mini dioses en personajes maridos, y sumisas como esposas. Por lo tanto, el perjuicio es que muchos se ven atrapados y conjugados en matrimonios y relaciones tóxicas.
¿Es equitativa u objetiva dicha actitud hacia la mujer africana? Aquí especificaré también que existen mujeres africanas que interpretan dicho trato como símbolo de amor, diciendo algunas cosas como "si mi marido no me pega es porque no me quiere"¡Interesante! Pero, como digo siempre “más vale estar siempre rodeado de gente que sea buena para tu salud mental”. Reitero una vez más que dicen proclamar dicha autoridad las escrituras de la Santa Biblia, pero lo que resulta extraño es que ninguno de nuestros abuelos, padres, tíos y hermanos se hayan tomado la molestia de escudriñar y leer atentamente lo que dice la continuación del famoso capítulo citado de Efesios.

La continuación del libro de Efesios capítulo 5 en el verso 25 dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como el Cristo amó a la iglesia y se entregó a ella’. El verso 21 dice: “sométanse unos a otros en el temor de Dios”. Enfatizo en las frases ‘entregó a ella’ y ‘sométanse unos a otros.’ Uno al leer el famoso capitulo combinándolo con la continuación y dándole una interpretación objetiva llegará a la conclusión de que el dichoso capítulo no pretende bajo ninguna circunstancia otorgarle excesivo poder al hombre sobre la mujer sino que el pretexto es la sumisión de ambas personas a fin de crear o establecer un matrimonio sólido y saludable. Está claro que utilizamos la Biblia según nuestra conveniencia, en este caso, según la versión más beneficiosa para el hombre.
Este no es un texto de hombres contra mujeres, el cambio que necesitamos no es solo cosa de mujeres, no solo lo necesita la mujer. Hay veces en las que los hombres que quieren hacer esas tareas consideradas como “femeninas” son marginados y burlados por otros que se consideran machos alfa o por las propias mujeres.
Hay que entender que esto nos afecta a todos y ambas partes necesitan una educación diferente a la tradicional.

Queridos padres africanos, el continente africano sería el mejor lugar si tan solo pudierais darle la misma atención a vuestros hijos de ambos sexos al crecer. Eduquen a sus hombrecitos no solo con el pretexto de encajar con sus futuras parejas sino para que también puedan servirse por sí mismos en caso de que se encuentren solos o fuera de casa (que se tenga que ir del país para estudiar es un ejemplo). De igual forma, también hay que decir que los hay que sí que se toman la molestia de educar a sus hombrecitos, pero muchas veces suelen ser casos en los que las madres no tuvieron la dichosa suerte de parir niñas. Pregunta: ¿Cuántas  de las que tienen hijos de ambos sexos se toman la molestia de educarlos del mismo modo? Repito una vez más mis palabras de párrafos anteriores, el cambio no solo es imprescindible para el sexo femenino sino también lo es para el masculino.

Querido hombre africano, tu esposa o pareja no es una propiedad inmobiliaria de la que puedes decidir o disponer como quieras. 
El matrimonio no es un 50/50 sino como dice el autor escocés Dave Willis, es un 100% por lo que ambos han de dar lo mejor de cada. El 100% implica trabajar en equipo, lo cual no tiene que ser complejo. También quiere decir no pensar, trabajar, decidir o actuar en unidad, sino hacerlo siempre en equipo. Su esposa es su mano ayudadora y ha de complementar lo que usted haya comenzado y no comenzar lo que usted haya planeado y terminarlo sola, y viceversa.

Querida mujer africana, por las recientes palabras de Rachel Maghan Markle, ahora duquesa de Sussex, te digo lo siguiente:
"Las mujeres necesitamos un asiento en la mesa, necesitamos una invitación a la mesa y si esta oportunidad no está disponible, pues debes crear tu propia mesa". Mujer, tu tradición hace un conjunto de tus valores, costumbres y creencias, pero no escojas la parte que te maltrata, porque tú vales más que eso. No dejes de creer en tu valor como persona, trabaja y asegúrate de que sean realizados tus propios anhelos. Comienza hoy, mañana puede ser demasiado tarde”.

Recuerden ambos que el matrimonio es 100%, es decir repartir todo a medias pero dando todo lo que tiene uno.

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